LA CLASE MAGISTRAL
(TRAGICOMEDIA EN MEDIO ACTO)
[Decenas de adolescentes congregados en un polígono del extrarradio.
Ellos llevan gorras Adidas y unos pantalones tan holgados que dejan al
descubierto su ropa interior. Ellas parecen haber renunciado a la comodidad del
chándal: prefieren los vestidos de licra. A su alrededor se amontonan las
botellas de vodka vacías; todavía guardan algunas en una bolsa de Carrefour.
Para sobreponerse a la música que emiten los altavoces conectados a un
‘smartphone’, se ven obligados a alzar la voz. Como cabría esperar, no
advierten la llegada de un ‘agente de la ley’.]
AMABLE
POLICÍA: Buenas
noches. ¿No saben que no está permitido el consumo de alcohol en la vía
pública?
JOVEN
EBRIX
1 [incapaz de contener la risa]:
¿Qué alcohol? ¡Pero si esto es zumo!
AMABLE
POLICÍA:
Ya. ¿Y esas
botellas?
JOVEN
EBRIX
1: Ya estaban ahí. Nosotros acabamos de llegar.
AMABLE
POLICÍA: Permítame un segundo su vaso. [Lo coge y olfatea, aun sabiendo de antemano
cuál es su contenido.] Apesta a ron.
JOVEN
EBRIX
1: A
tanto no llego. Yo sólo sé que es zumo. A lo mejor me han echado algo en el
vaso. Sí, eso es. Me… me han drogado. Agente, ¡me han drogado! Quiero poner una
denuncia ahora mismo.
AMABLE
POLICÍA:
Su documentación, por
favor.
JOVEN
EBRIX
1 [con sorprendente elocuencia]:
Ahora mismo, agente. [Busca
torpemente en su bolsillo y, de un tarjetero, extrae su DNI. Se lo entrega.]
Aquí tiene. Ponga que yo estaba bebiendo tranquilamente un zumo de melocotón…
no, de piña… y, aprovechando un instante de despiste, algún
desaprensivo adulteró mi bebida. ¿Encontrarán al responsable? Atrápenlo, ¡que
no quede impune! [Vomita a los pies del agente.]
AMABLE
POLICÍA
[ignorando al simpático borracho y refiriéndose al resto]: Ustedes también, la documentación.
JOVEN
EBRIX
2: Puedes
tutearnos, hombre. Somos colegas, ¿a que sí? Venga, ¡un abrazo! [Se lanza en brazos del policía, que lo
esquiva.]
AMABLE
POLICÍA:
Apártese y haga el favor
de entregarme su DNI inmediatamente. [No obtiene respuesta. Visiblemente irritado:] ¿No me ha oído? Si no me lo da aquí lo
hará en comisaría.
JOVEN
EBRIX
3: Pero
si venimos aquí de buen rollo, ¿a quién puede molestarle? El centro queda a no sé cuántos metros, esto siempre está vacío.
AMABLE
POLICÍA:
La ley lo deja muy
claro: lo mismo da que sea en una avenida muy concurrida o en una zona apartada,
no se puede beber en la calle y punto.
JOVEN
EBRIX
2: ¿Agua
tampoco?
AMABLE
POLICÍA:
Ya me ha entendido, me
refiero a alcohol.
BEODX
LÚCIDX:
¿Qué hay de la gente que
está de cañas en la terraza de un bar? ¿A esos también los multas?
AMABLE
POLICÍA:
Esas personas no
infringen la ley. Hay algo llamado licencia.
BEODX
LÚCIDX:
Hay algo llamado dinero.
Como los propietarios del bar llenan las arcas del ayuntamiento, dejáis que
ellos llenen la caja registradora a costa de personas que hacen exactamente lo
mismo que nosotros. ¿Cuál es la diferencia? ¿Que ellos están sentados en una
mesa y beben en copas de cristal? Claro, nosotros lo hacemos en el suelo y usamos
vasos de plástico.
Aún hay más: aunque
estuviese prohibido beber también en terrazas y todo el mundo se emborrachara
en su domicilio, ¿no serían idénticos los efectos cuando saliesen por la
puerta?
AMABLE
POLICÍA:
Eso no es cosa mía. Yo
no hago las leyes, tan sólo velo por su cumplimiento. Y la ley dice que se
impondrá sanción a quien esté estacionado en la vía pública ingiriendo bebidas
alcohólicas. A excepción de los clientes de los bares con terraza, quiero
decir.
BEODX
LÚCIDX:
¿Y no está de acuerdo
conmigo en que la ley es absurda? Ya lo entiendo: “Credo quia absurdum”*, ¿no
es eso?
AMABLE
POLICÍA:
Pues no, caballero; no
le veo nada de absurdo.
BEODX
LÚCIDX:
¿Me está diciendo que si
bebo sentado me multan pero si me tomo una cerveza mientras ando no hay
problema?
AMABLE
POLICÍA:
Afirmativo. ¿Acaso no le
parece razonable?
BEODX
LÚCIDX:
¡Pues claro que no! ¿A
santo de qué permiten a quien camina lo que me prohíben a mí por permanecer
quieto? El caminante realiza exactamente el mismo desplazamiento que yo:
ninguno.
AMABLE
POLICÍA:
Empieza a desvariar,
debe haberse pasado con el vodka.
BEODX
LÚCIDX:
No crea que el alcohol
me nubla el juicio, todo lo contrario. Supongo que no conoce usted las aporías
de Zenón.
AMABLE
POLICÍA:
Pues no. ¿Es un cóctel
nuevo?
BEODX
LÚCIDX
[Esbozando una sonrisa ante la ingenuidad
del agente.]: No, no. Zenón de Elea fue un filósofo
griego y planteó algunas paradojas con las que intentó demostrar que el
movimiento no es más que una ilusión.
AMABLE
POLICÍA:
Lo siento pero me he
perdido. ¿Está usted seguro de que no lleva alguna copa de más?
BEODX
LÚCIDX:
Completamente seguro. Se
lo explicaré con un cuento: un corredor que participa en una cursa. Es un
hombre muy veloz que está convencido de poder llegar a la meta.
AMABLE
POLICÍA
[Asintiendo con la cabeza, muy
concentrado.]: Comprendo.
BEODX
LÚCIDX:
Sin embargo, aunque la
distancia a recorrer no es muy grande y él está en buena forma, no se moverá si
quiera de la línea de salida.
AMABLE
POLICÍA:
¿Qué dice? ¿Sufre un
ictus?
BEODX
LÚCIDX:
No, él está
perfectamente, y de hecho todo apunta a que llegará en un tiempo récord.
AMABLE
POLICÍA
[Visiblemente
desconcertado]: No entiendo nada.
BEODX
LÚCIDX:
Verá: el corredor debe
ir del punto A al punto B. ¿No es eso cierto?
AMABLE
POLICÍA:
Sí, déjese de preguntas
y vaya directo al grano. Me llaman por el walkie-talkie.
BEODX
LÚCIDX:
Bien, pero antes tendrá
que pasar por el punto medio entre uno y otro, llamémosle C. Y antes, por el
punto medio entre A y C, al que llamaremos D. Y antes, por el punto medio
entre A y D…
JOVEN
EBRIX
4: Pero el cálculo infinitesimal…
BEODX
LÚCIDX:
¡Calla, imbécil! [Al agente.] Usted, ¿me sigue?
AMABLE
POLICÍA:
Pues no, para qué le voy
a engañar. ¿Qué más ha tomado aparte del cubata?
BEODX
LÚCIDX
[Dirigiéndose a sus amigos, que han dejado de prestar atención a la
conversación y siguen bebiendo como si nada hubiera pasado.]: A ver, ¿alguno tiene papel y lápiz?
JOVEN
EBRIX
5:
No, tío. Yo tengo spray
para graffiti, ¿te sirve? [Lo busca en su
mochila y se lo enseña.]
BEODX
LÚCIDX:
Supongo que sí, trae. [Lo coge y comienza a dibujar una línea recta
en la pared.]
AMABLE
POLICÍA:
¡Eh, eh! Eso está
prohibido. ¿Qué pasa, no siente ningún respeto por la autoridad?
BEODX
LÚCIDX:
Ya verá como esto le
ayuda a comprender mi explicación, y le demostraré que el movimiento es
ilusorio.
AMABLE
POLICÍA:
Mire, olvide lo de la
multa. Pueden seguir bebiendo. Pero no quiero oír nada más de puntos, de
distancias ni de movimientos. ¿Queda claro?
BEODX
LÚCIDX:
¡Déjeme al menos
terminar mi explicación! Le decía que, antes de recorrer la distancia entre dos
puntos, debe pasar por una infinidad de…
AMABLE
POLICÍA:
Una palabra más y viene usted conmigo al calabozo.
BEODX
LÚCIDX:
Bueno, de camino le
resumo el resto de paradojas, verá lo fascinante que puede resultar
la metafísica.
AMABLE
POLICÍA
[Con prisa, dirigiéndose al coche
patrulla.]: Pasen una buena tarde.
JÓVENES
EBRIXS
1,2,3,4,5; BEODX LÚCIDX: ¡Adiós, agente! Venga cuando quiera. La
próxima vez puede tomarse algo. ¿Le gusta el calimocho?
AMABLE
POLICÍA:
[No responde. Se sube al coche y se marcha, dejando atrás a los
jóvenes que le despiden con la mano.]
FIN.
(*: Frase de Tertuliano, apologista cristiano, que significa: “Creo porque es absurdo”.)