lunes, 19 de enero de 2015

Cadáver exquisito y prostitución

El 'cadavre exquis' fue una práctica muy habitual en las reuniones del grupo surrealista que lideró André Breton. Aunque se tenga a Salvador Dalí -rebautizado, no sin mordacidad, como Avida Dollars- por el español más ilustre dentro de ese círculo, Fernando Arrabal también penetró su densa membrana. No se le cerró ninguna puerta: ni las de Dadá ni las del Collège de 'Pataphysique; éste último le debe su Desocultamiento. También nosotros tenemos una deuda contraída con él: su obra, incluido un poema titulado "Mi idolatrada felatriz", cuya influencia queda patente en el poema (producto de la ociosidad) con el que homenajeamos a estos dos iconos de la modernidad. 


Opening hours: 8-12h

Un negro sexo oculto tras las bragas
porque depilarme borracha nunca fue opción;
ni dejar al descubierto la putrefacción
puesto que nada sentí nunca en mis entrañas.
Incluso así me hablan voces extrañas
que intentan condenar mi condición.

Con pasión y orgullo dedico mi existencia a esto:
asesinar a personas tirando un tiesto.
Y no es pura maldad, ¡sólo deleite
al contemplar la sangre a borbotones!
Tan sólo entonces yo me siento joven.
"¡Qué maravilla!", grita mi amante inerte.

Con mucho esmero trituro sus huesos
y se los doy de comer a los perros.
Por no aburrirme me masturbo y sangro: 
no hay dolor.
Tan sólo noto un ligero escozor
por el que me he dejado largas uñas,
que ahora más bien me parecen pezuñas.

Con ellas rasco la zona inguinal
y gozo con el fruto de mi esfuerzo.
Cual Justine desquiciada y marginal
mi rostro palidece y me retuerzo.
Las voces me llaman,
y muero un poco de nuevo.

Tadzio Autumn, 
Dra. Soler, 
Toni Gidouille.










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